Sunday, June 17, 2007

Meditación: Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 13-17
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?”

Jesús, notando su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea”. Se la trajeron y él les preguntó: “¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?” Le contestaron: “Del César”. Entonces les respondió Jesús: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Y los dejó admirados.

Meditación:
Como en otros pasajes del Evangelio, vemos hoy a Jesús dando una respuesta a algunos judíos que trataban de ponerle a prueba. Jesús es sabio y evita la trampa.

“Dad a Dios lo que es de Dios”. Con esto nos indica que lo que más cuenta en la vida del hombre es el Reino de Dios. Las palabras de Cristo deben iluminan nuestra conducta como cristianos en el mundo. La fe no nos pide que nos aislemos de las realidades temporales; por el contrario, la fe debe estimularnos a comprometernos por transformar el mundo, por hacerlo más justo, más humano, contribuyendo desde donde nos encontremos a la instauración del reino de los cielos.

“Dad al César lo que es del César” significa también respetar las leyes justas y a quienes ejercen la autoridad. En esto los cristianos debemos de dar ejemplo y testimonio de civilidad.

Sin embargo, no estamos obligados a seguir las leyes que contradicen las leyes de Dios. En esto, el cristiano debe ser firme testigo yendo, cuando sea necesario, “contra corriente”. Ir “contra corriente” en un ambiente materialista y consumista, en un mundo de “apariencia”, del “qué dirán”, del placer desordenado, y de indiferencia ante el prójimo. Sólo así seremos cristianos auténticos y daremos a Dios el primer lugar.

Reflexión Apostólica:
Hoy podemos preguntarnos si realmente le damos a Dios todo lo que le corresponde. Si le adoramos, le tomamos en cuenta, le dedicamos el tiempo y el lugar primordial en nuestra vida.

Propósito:
Hoy pondré a Dios en el primer lugar dedicándole el mejor tiempo a la oración, y buscaré agradarle más a Él que a mí mismo.

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