Sunday, June 17, 2007

Meditación: Se apoderaron del hijo, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña

Evangelio:
Lectura del santo Evaiigelio según san Marcos 12, 1-12
En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo: “Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero.

”A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles a otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron.

”Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: ‘A mi hijo sí lo respetarán’. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: ‘Este es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña.

”¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?”

Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.

Meditación:
Existe en el salmista un sentimiento de abandono en Dios, llamándolo, “refugio”. Y un refugio es aquel que nos resguarda de las inclemencias del tiempo o de las acechanzas del enemigo. Y así equipara el amor de Dios en la vida del hombre, en mi propia vida, como aquél que me resguarda y acompaña cuando las circunstancias de la vida son dolorosas. Él me sostiene en esos momentos, y me da la seguridad necesaria para seguir caminando, aunque yo mismo no vea bien el camino. También me defiende y alerta del enemigo. A veces éste lo tenemos dentro de nosotros mismos, manifestado como nuestras pasiones, soberbia, vanidad, sensualidad, etc. Es sólo con Cristo que saldré victorioso de las batallas de mi vida.

Reflexión Apostólica:
La base de cualquier acción cristiana, de cualquier predicación del Evangelio es la propia experiencia del amor de Jesucristo.

Propósito:
Imitaré a María, en ser agradecida con mi esposo y con mis hijos.

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