Sunday, June 17, 2007

Meditación: Comieron todos y se saciaron

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 11-17
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos. Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario”. Él les contestó: “Denles ustedes de comer”. Pero ellos le replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente”. Eran como cinco mil varones.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta”. Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.

Meditación:
Meditemos hoy en el ejemplo del muchacho que ofreció a Jesús los cinco panes y los dos pescados. A simple vista parecía demasiado poco, ¿qué era eso para tanta gente?

Lo que la razón humana no se atrevía a esperar, con Jesús se hace realidad gracias a la generosidad de alguien que ofreció todo lo que tenía.

Para imitar esta actitud debemos ser concientes de lo que poseemos, de nuestros cinco panes y dos peces, es decir, redescubrir el don de la vida, que tenemos la fe y el amor y tantos otros dones que Dios ha puesto en nuestro corazón, ¡son talentos preciosos que hemos de poner al servicio de los demás! No importa cuánto tengamos, lo importante es ofrecerlo todo al Señor, sin reservarnos nada.
De igual modo, las líneas evangélicas nos invitan a abrirnos a las necesidades de los demás. ¿Cómo vivir con los ojos cerrados y los oídos poco atentos a las grandes necesidades de nuestro país y del mundo? Todos podemos ofrecer los cinco panes y los dos peces que Dios haya depositado en nuestras manos. ¡Todos podemos aportar algo!

Reflexión Apostólica:
La auténtica solidaridad y servicio no se improvisan, debemos salir todos los días al encuentro de las necesidades de los demás con una actitud activa.

Propósito:
Estar atento a las necesidades de los otros y responder con generosidad.

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