Meditación: Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros
Evangelio:
Jn 13, 31-33. 3435
Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará, Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos”.
Meditación:
La primera consideración que podemos hacer en nuestra Meditación
es la de reflexionar una vez más en que Dios es amor. El amor define el ser de Dios. Por tanto, todo lo que Él hace o permite en nuestra vida nace del amor, lo hace por amor y con amor.
Pero cuando Dios nos dice que nos ama, no se limita a hacer una declaración de amor con puras palabras, sino que su amor se manifiesta en el sacrificio de la cruz de Jesús. El amor de Jesús por nosotros ha llegado hasta el derramamiento de su sangre por nuestra salvación.
Ante tal derroche de amor, ¿qué puede hacer el cristiano? A cada uno le corresponde dar una respuesta, activa, ¡grande!, en la medida del amor de Dios. Así como nos lo marca Jesús, como Él nos ha amado.
Reflexión apostólica:
La verdadera caridad cristiana es aquella que se dirige a todos sin distinciones, es aquella que va hasta las últimas consecuencias, es aquella que no tiene medida.
Propósito:
Vivir hoy el mandamiento del amor de tal manera que invitemos a otros también a practicarlo.
Jn 13, 31-33. 3435
Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará, Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos”.
Meditación:
La primera consideración que podemos hacer en nuestra Meditación
es la de reflexionar una vez más en que Dios es amor. El amor define el ser de Dios. Por tanto, todo lo que Él hace o permite en nuestra vida nace del amor, lo hace por amor y con amor.
Pero cuando Dios nos dice que nos ama, no se limita a hacer una declaración de amor con puras palabras, sino que su amor se manifiesta en el sacrificio de la cruz de Jesús. El amor de Jesús por nosotros ha llegado hasta el derramamiento de su sangre por nuestra salvación.
Ante tal derroche de amor, ¿qué puede hacer el cristiano? A cada uno le corresponde dar una respuesta, activa, ¡grande!, en la medida del amor de Dios. Así como nos lo marca Jesús, como Él nos ha amado.
Reflexión apostólica:
La verdadera caridad cristiana es aquella que se dirige a todos sin distinciones, es aquella que va hasta las últimas consecuencias, es aquella que no tiene medida.
Propósito:
Vivir hoy el mandamiento del amor de tal manera que invitemos a otros también a practicarlo.
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