Sunday, May 06, 2007

Meditación: ¿No es éste el hijo del carpintero?

Evangelio:
Mt 13; 54-58
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero?

¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” Y se negaban a creer en él.

Entonces, Jesús les dijo: “Un profeta no es despreciado mas que en su patria y en su casa”. Y no hizo muchos milagros ahí por la incredulidad de ellos.

Meditación:
Jesús es nuevamente cuestionado sobre su procedencia divina y Él, ante la actitud de incredulidad de quienes le rodeaban en el Templo, declara que para “ser de sus ovejas” hay que escucharlo y creer en Él.

Como “oveja”, yo debo “escuchar la voz” y debo seguir al Pastor. Dios me está pidiendo mi colaboración para permanecer en su mano. Entiendo el poder infinito de mi Padre; pero también entiendo la necesidad de mi coparticipación libre.

Él me indica el camino; yo lo escucho y decido asirme de su mano y Él me promete que nadie me arrebatará de ahí.

La fe supone una afinidad espiritual con la verdad. Debo propiciar la primera, a través de la búsqueda de la segunda, que no es otra cosa que la “voz”, que en forma muy concreta encuentro en las Sagradas Escrituras, pero que también puedo escuchar en mis semejantes, si afino mi oído y pulo mi corazón.
¡Quiero Señor, a través de esta pequeña reflexión, contagiar mi anhelo de escuchar tu voz y de asirme de tu mano!

Reflexión apostólica:
El apóstol busca siempre conocer más a Jesucristo, para amarlo y llevarlo a sus hermanos. Hay que tener una fe “instruida”, mas, el motivo y el fin de ello ha de ser la “vocación al amor”.

Propósito:
Disculpar a mis compañeros de equipo, cuando sea necesario.

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