Sunday, May 06, 2007

Meditación: El buen pastor

Evangelio:
Jn 10, 1-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado.

Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

Meditación:
Jesús anuncia que Él es el buen pastor que vela por su criatura, es Aquel que va tras nosotros a donde vayamos, nos sigue como a la oveja perdida hasta nuestros desiertos y confusiones. No se trata sólo de meras palabras, sino que es el obrar común de Jesús.

En primer lugar vemos que Jesús da la vida por las ovejas. En su muerte en la cruz se realiza esa donación completa de su vida. Allí se muestra su amor de la forma más radical. Poner nuestra mirada en el crucifijo ayuda a comprender que efectivamente “Dios es amor”. Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Es en la cruz donde aprendemos a definir lo que es el amor.

En segundo término el Buen pastor conoce a las ovejas. Sí, Jesús nos conoce, nos llama por nuestro nombre, sabe de nuestros esfuerzos y de nuestras caídas, conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos. Se relaciona con cada uno de modo personal. Esto debe animarnos a conocer cada día más a Jesús y a tratarlo como al mejor amigo.

Pero Jesús, nuestro Pastor, también nos confiesa que tiene otras ovejas que no son de este redil; y a las que debe atraer. Nos llama así al apostolado. No podemos tener a Cristo sólo para nosotros. Él nos invita a salir de nosotros mismos para extender su rebaño.

Reflexión apostólica:
El amor a Dios nunca se puede dar por concluido y completado, debe transformar siempre nuestra vida y hacernos madurar hacia una entrega más generosa y por ende más feliz.

Propósito:
Poner en práctica mi llamado a colaborar con la extensión del Reino practicando la caridad.

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