Meditación: Tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavta no me conocen?
Evangelio:
Jn 14, 6-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.
Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí. ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo es toy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”.
Meditación:
Jesucristo quiere ser para cada uno de nosotros el Camino, la Verdad y la Vida.
Tener a Jesús como “Camino”, quiere decir que Él sea el modelo de nuestro actuar. Es tener presente sus palabras y sus enseñanzas para llevarlas a la práctica, pensando ¿qué me dice Cristo en el Evangelio? ¿Cómo pensaba y actuaba Cristo? ¿Cómo lo puedo imitar hoy?
Jesús como “Verdad” de nuestra vida, significa que Él sea nuestro criterio para ver y juzgar toda la realidad ¡Cuánto cambia la visión de las cosas cuando las ponemos en relación con Cristo! así aprendemos a usar todo como medios y no como fines de nuestra vida.
Tener a Jesús como la propia “Vida”, es hacerlo el centro de nuestra existencia. Que Jesús sea el interés más importante de nuestra vida y no las cosas que tenemos.
En definitiva, todo esto quiere decir amar tanto a Dios que asimilemos las actitudes de Jesús. Todo esto presupone hacer la experiencia de Cristo en la oración, “convivir” frecuentemente con Él, dedicarle tiempo a la oración y visitarle en la Eucaristía. Así podremos llevar un estilo de vida realmente cristiano en el que Jesucristo lo sea ya todo para nosotros.
Reflexión apostólica:
Le es muy necesario al cristiano contemplar a Cristo en el Evangelio, porque es en él donde aprendemos a conocer, amar y a imitar a Jesús.
Propósito:
Preguntarme hoy a lo largo del día ¿qué haría Cristo en esta circunstancia?
Jn 14, 6-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.
Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí. ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo es toy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”.
Meditación:
Jesucristo quiere ser para cada uno de nosotros el Camino, la Verdad y la Vida.
Tener a Jesús como “Camino”, quiere decir que Él sea el modelo de nuestro actuar. Es tener presente sus palabras y sus enseñanzas para llevarlas a la práctica, pensando ¿qué me dice Cristo en el Evangelio? ¿Cómo pensaba y actuaba Cristo? ¿Cómo lo puedo imitar hoy?
Jesús como “Verdad” de nuestra vida, significa que Él sea nuestro criterio para ver y juzgar toda la realidad ¡Cuánto cambia la visión de las cosas cuando las ponemos en relación con Cristo! así aprendemos a usar todo como medios y no como fines de nuestra vida.
Tener a Jesús como la propia “Vida”, es hacerlo el centro de nuestra existencia. Que Jesús sea el interés más importante de nuestra vida y no las cosas que tenemos.
En definitiva, todo esto quiere decir amar tanto a Dios que asimilemos las actitudes de Jesús. Todo esto presupone hacer la experiencia de Cristo en la oración, “convivir” frecuentemente con Él, dedicarle tiempo a la oración y visitarle en la Eucaristía. Así podremos llevar un estilo de vida realmente cristiano en el que Jesucristo lo sea ya todo para nosotros.
Reflexión apostólica:
Le es muy necesario al cristiano contemplar a Cristo en el Evangelio, porque es en él donde aprendemos a conocer, amar y a imitar a Jesús.
Propósito:
Preguntarme hoy a lo largo del día ¿qué haría Cristo en esta circunstancia?
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