Saturday, April 28, 2007

Meditación: El verdadero pan del cielo

Es el instrumento escogido por mi, para que me dé a concer a las naciones

Evangelio:
Jn 6, 52-59
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”

Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Este es el plan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre”.

Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.

Meditación:
El mundo en el que vivimos con frecuencia está marcado por el consumismo, la indiferencia religiosa, el secularismo que se cierra a lo espiritual y a la trascendencia. En medio de esta situación, Dios nos repite que no sólo de pan vive el hombre.

Jesús, aludiendo a la Eucaristía, nos dice que ése es el pan bajado del cielo. Jesús puede convertirse en pan y ser así el alimento para nuestras almas. Necesitamos participar de la Eucaristía en la Celebración Eucarística y alimentarnos de este pan. ¡La Santa Misa es una necesidad para el cristiano!

La Eucaristía debe ser también un motivo de alegría. Jesús nos promete que el que coma su carne y beba su sangre vivirá en él, cómo no alegrarnos con sus palabras. Sin embargo, ante aquel primer anuncio, la gente, en lugar de alegrarse se molestó, se preguntaban cómo podía darles Jesús a comer su carne. En el fondo, a veces a la gente le molesta un Dios que esté tan “a la mano”, creen que esa cercanía no puede ser posible. Tal vez porque sabiendo que Dios está allí resulta más difícil olvidarnos de Él.

Ante el rechazo de las gentes, Jesús no opta por suavizar su mensaje, ni cambia sus palabras. Se mantiene firme en su afirmación, y está dispuesto a perder a muchos de sus discípulos antes de cambiar el plan de darnos la Eucaristía.

¡Gracias Jesús por la Eucaristía! ¿Cómo podríamos vivir sin ti?

Reflexión apostólica:
Si queremos acercarnos a Jesús, también debemos acercarnos al encuentro con los otros.

Propósito:
Redescubrir el valor de cada Santa Misa y el privilegio de participar en la Eucaristía.

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