Meditación: Su tristeza se transformará en alegría
Evangelio:
Jn 16, 16-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”.
Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”
Meditación:
La presencia de Dios en el alma es un don debido a la intervención amorosa de nuestro Creador. ¿Cuántas veces pasan meses y si no, años, en que por circunstancias atribuibles a simple pereza espiritual o falta de formación, nos mantenemos al margen de la presencia de Dios?
Pero llega el momento en que, por el simple paso del tiempo y de los acontecimientos, sentimos su gran ausencia. Es entonces cuando vienen la tribulación y el vacío. Pero también, es entonces cuando buscamos a Dios como vaso de agua en el desierto… Me pregunto si así tiene que ser siempre… ¡Claro que no! Hay que descubrir a Jesucristo, pero para ello tendremos que estar dispuestos a dejar muchas cosas en el camino que nos estorban y que pueden ser, aparentemente, muy necesarias para tener alegría en el mundo, pero, lo sabemos, puede ser una alegría ficticia que nos obstaculiza el gozo de vivir en sintonía con Dios.
Reflexión Apostólica:
Pensemos en las dos dimensiones que tiene el sufrimiento: la sobrenatural, que se arraiga en el misterio divino de la Redención; y la natural, porque en ella el hombre encuentra su humanidad y su misión.
Propósito:
Estaré pendiente del dolor ajeno para tratar de aliviarlo.
Jn 16, 16-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”.
Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”
Meditación:
La presencia de Dios en el alma es un don debido a la intervención amorosa de nuestro Creador. ¿Cuántas veces pasan meses y si no, años, en que por circunstancias atribuibles a simple pereza espiritual o falta de formación, nos mantenemos al margen de la presencia de Dios?
Pero llega el momento en que, por el simple paso del tiempo y de los acontecimientos, sentimos su gran ausencia. Es entonces cuando vienen la tribulación y el vacío. Pero también, es entonces cuando buscamos a Dios como vaso de agua en el desierto… Me pregunto si así tiene que ser siempre… ¡Claro que no! Hay que descubrir a Jesucristo, pero para ello tendremos que estar dispuestos a dejar muchas cosas en el camino que nos estorban y que pueden ser, aparentemente, muy necesarias para tener alegría en el mundo, pero, lo sabemos, puede ser una alegría ficticia que nos obstaculiza el gozo de vivir en sintonía con Dios.
Reflexión Apostólica:
Pensemos en las dos dimensiones que tiene el sufrimiento: la sobrenatural, que se arraiga en el misterio divino de la Redención; y la natural, porque en ella el hombre encuentra su humanidad y su misión.
Propósito:
Estaré pendiente del dolor ajeno para tratar de aliviarlo.
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