Friday, June 01, 2007

Meditación: Si el grano de trigo muere, producirá mucho fruto

Evangelio:
Jn 12, 24-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.

El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre”.

Meditación:
Jesús nos habla del grano de trigo que es sembrado en la tierra y muriendo produce mucho fruto. Con estas palabras Jesús señala su propio itinerario, no hace más que describirse a sí mismo. Él es esa semilla, humilde, sencilla, aparentemente pobre pero que da fruto abundante muriendo en la cruz.

Esta parábola del grano de trigo nos enseña que Dios está cerca del dolor, pues Jesucristo se quiso identificar con el sufrimiento humano, escogiendo la cruz para salvarnos. El sufrimiento vivido con Cristo y a ejemplo de Él nos purifica, nos hace más agradables a Dios, nos educa en la recta apreciación de la vida.

No podemos imaginar una vida cristiana sin cruz, alejada del sufrimiento, más bien hemos de agradecer y aceptar las cruces que Dios permita en nuestra vida, y buscar el sacrificio personal, pues sólo así, nuestra vida cristiana llegará a su plenitud.

Nuestra fe como relación de amor con Cristo significará estar dispuestos a renunciar a todo lo que sea necesario para salvar el alma, sabiendo que ¡quien tiene a Cristo, lo tiene todo, y quien pierde a Cristo, lo pierde todo!

Reflexión apostólica:
¿Cuáles son las pequeñas cruces que hay en mi vida? Hablar con Cristo de corazón a corazón para ver si vivo mi pequeña cruz unido a Él y la ofrezco al Padre con el mismo amor que Jesús.

Propósito:
Vivir con espíritu de sacrificio el día doy, buscando ofrecer al Señor pequeñas renuncias por amor a Él.

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