Friday, January 05, 2007

Meditación: Hemos encontrado al Mesías

Debemos considerar nuestra cruz como un medio incomparable para asemejarnos plenamente a nuestro Redentor.

Evangelio: Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?", (Rabí significa ´maestro´). Él les dijo: "Vengan a ver". Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir ´el ungido´). Lo llevó a donde estaba Jesús y Este, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás", (que significa Pedro, es decir, ´roca´).

Meditación:

Hoy la liturgia nos ofrece la oportunidad de conocer un poco más de cerca al hermano de Simón Pedro, san Andrés, que también era uno de los Doce.

San Juan nos revela un dato importante: en un primer momento san Andrés era discípulo de Juan el Bautista; esto nos muestra que era un hombre que esperaba la llegada del Mesías y quería conocer más de cerca la palabra del Señor. Era verdaderamente un hombre de fe y de esperanza. A su vez, el hecho de haber invitado a su hermano Simón a conocer a Jesús nos demuestra que poseía un espíritu apostólico fuera de lo común.

Se dice que san Andrés murió crucificado, pero que en aquel momento, pidió ser colocado en una cruz distinta de la de Jesús y le pusieron en una cruz en forma de aspa, es decir, con los dos maderos cruzados en diagonal, que por eso se llama "cruz de san Andrés". El ejemplo de este apóstol nos invita a considerar nuestras cruces como parte de la cruz de Cristo. Debemos considerar nuestra cruz como un medio incomparable para asemejarnos plenamente a nuestro Redentor.

Reflexión apostólica:

Puedo reflexionar si ante las dificultades de mi vida como cristiano me doy por vencido o si por el contrario, confío en que con Cristo puedo siempre salir adelante.

Propósito:

Preguntarme cuál es mi "cruz" hoy y decidir llevarla con alegría y amor, mirando el ejemplo de Cristo.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Parad los abusos a menores!!!!
el amor al próximo comienza con el respeto

10:32 PM  

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