Wednesday, January 03, 2007

Meditación: El Cordero de Dios

Para alcanzar la plenitud en la propia vocación bautismal, hemos de esforzarnos por vivir el Evangelio en las circunstancias cotidianas de la vida personal, familiar y profesional.

Evangelio: Juan 1, 29-34
En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: "Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: ´El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo´. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que Él sea dado a conocer a Israel".
Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ´Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, Ese es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo´. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que Este es el Hijo de Dios".

Meditación:

Hoy contemplamos a Jesús que, a la edad de unos treinta años, se hizo bautizar por Juan en el río Jordán. Se trataba de un bautismo de penitencia, que utilizaba el símbolo del agua para expresar la purificación del corazón y de la vida. Juan, llamado el "Bautista", es decir, el que bautizaba, predicaba este bautismo a Israel para preparar la venida del Mesías; y les decía a todos que después de él vendría otro, más grande que él, quien no bautizaría con agua, sino con el Espíritu Santo.

Hoy debe ser para todos, una oportunidad propicia para redescubrir la alegría y la belleza de nuestro Bautismo. Jesús inició su vida pública con el bautismo y también la misión del cristiano comienza con el bautismo. Hemos de renovar la propia adhesión a la fe recibida en el bautismo que nos hace hijos de Dios y nos une a todos los demás cristianos y además nos consagra al apostolado.

Para alcanzar la plenitud en la propia vocación bautismal, hemos de esforzarnos por vivir el Evangelio en las circunstancias cotidianas de la vida personal, familiar y profesional, y ser apóstoles dispuestos a consagrar al menos una parte de nuestro tiempo a la tarea de anunciar el Reino de Cristo.

Reflexión apostólica:

Ver cómo estoy cumpliendo con mi condición de bautizado, ¿soy activo dentro de la Iglesia?

Propósito:

Leer lo que dice el Catecismo sobre el sacramento del Bautismo.

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