Meditación: El testimonio del amor
Si el temor nos asalta, si nos sentimos incapaces, el Evangelio nos asegura que dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. Él nos dará la fuerza, la luz y el arrojo.
Evangelio: Mt 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: -"No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra los padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará".
Meditación:
"Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Después de la solemnidad de la Navidad, resuenan en la Iglesia, estas palabras que nos llevan al Calvario. Son las palabras que Jesús crucificado pronuncia en defensa de sus propios verdugos. Son también las palabras de Esteban, el primer mártir cristiano, que se muestra así imitador de su Maestro.
Lleno de celo en el anuncio de la buena noticia, lleno de fuerza frente a sus adversarios, sabe testimoniar hasta el derramamiento de su sangre su fe en Cristo, que es fe en el Dios amor. Como Jesús, también él muere perdonando. Aparece ante sus verdugos brillante como un ángel.
"Ayer -escribe el obispo Fulgencio- Cristo fue envuelto en pañales; hoy, Esteban fue revestido por Él de inmortalidad". La fecundidad de su sacrificio no se hace esperar, el joven Saulo, que está presente en la ejecución y la aprobaba, poco tiempo después será conquistado para el amor de Jesús y se convertirá en el apóstol de los gentiles. "El que persevere hasta el final -hemos leído en el evangelio- se salvará", y dará la salvación a muchos.
El ejemplo de Esteban no nos debe dejar indiferentes. La santidad de su vida, su "sabiduría espiritual", la pureza de su mirada, la fuerza de su amor... son para nosotros estímulo para caminar con renovado vigor en el camino del Evangelio. Hay numerosas circunstancias y situaciones en nuestra sociedad en las que también nosotros estamos llamados a dar razón de nuestra fe, a defenderla con firmeza de la mentalidad del mundo. Si el temor nos asalta, si nos sentimos incapaces, el Evangelio nos asegura que dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. Él nos dará la fuerza, la luz y el arrojo. Es importante que siempre tengamos presente esta fuente de fortaleza, a la cual accedemos mediante la oración. Ahí obtendremos la energía para ser verdaderos testigos del Evangelio.
Oración:
Señor Jesús, infunde en nuestros corazones -tantas veces llenos de miedo y temerosos- el ardor que empujó a tu diácono Esteban a sufrir el martirio con amor sereno, implorando el perdón para aquellos que le mataban. Haz que también nosotros, uniéndonos a ti, sepamos acoger las pruebas de la vida con ánimo fuerte y generoso, confiando siempre en la victoria del amor frente al odio y la violencia.
Propósito:
Hoy rezaré por todos aquellos que sufren pruebas y persecuciones por mantenerse fieles a Jesús.
Evangelio: Mt 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: -"No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra los padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará".
Meditación:
"Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Después de la solemnidad de la Navidad, resuenan en la Iglesia, estas palabras que nos llevan al Calvario. Son las palabras que Jesús crucificado pronuncia en defensa de sus propios verdugos. Son también las palabras de Esteban, el primer mártir cristiano, que se muestra así imitador de su Maestro.
Lleno de celo en el anuncio de la buena noticia, lleno de fuerza frente a sus adversarios, sabe testimoniar hasta el derramamiento de su sangre su fe en Cristo, que es fe en el Dios amor. Como Jesús, también él muere perdonando. Aparece ante sus verdugos brillante como un ángel.
"Ayer -escribe el obispo Fulgencio- Cristo fue envuelto en pañales; hoy, Esteban fue revestido por Él de inmortalidad". La fecundidad de su sacrificio no se hace esperar, el joven Saulo, que está presente en la ejecución y la aprobaba, poco tiempo después será conquistado para el amor de Jesús y se convertirá en el apóstol de los gentiles. "El que persevere hasta el final -hemos leído en el evangelio- se salvará", y dará la salvación a muchos.
El ejemplo de Esteban no nos debe dejar indiferentes. La santidad de su vida, su "sabiduría espiritual", la pureza de su mirada, la fuerza de su amor... son para nosotros estímulo para caminar con renovado vigor en el camino del Evangelio. Hay numerosas circunstancias y situaciones en nuestra sociedad en las que también nosotros estamos llamados a dar razón de nuestra fe, a defenderla con firmeza de la mentalidad del mundo. Si el temor nos asalta, si nos sentimos incapaces, el Evangelio nos asegura que dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. Él nos dará la fuerza, la luz y el arrojo. Es importante que siempre tengamos presente esta fuente de fortaleza, a la cual accedemos mediante la oración. Ahí obtendremos la energía para ser verdaderos testigos del Evangelio.
Oración:
Señor Jesús, infunde en nuestros corazones -tantas veces llenos de miedo y temerosos- el ardor que empujó a tu diácono Esteban a sufrir el martirio con amor sereno, implorando el perdón para aquellos que le mataban. Haz que también nosotros, uniéndonos a ti, sepamos acoger las pruebas de la vida con ánimo fuerte y generoso, confiando siempre en la victoria del amor frente al odio y la violencia.
Propósito:
Hoy rezaré por todos aquellos que sufren pruebas y persecuciones por mantenerse fieles a Jesús.
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