Thursday, November 30, 2006

Meditación: Pescador de hombres

Demos gracias a Dios, pues nuestra fe se apoya en el sólido fundamento de los apóstoles.

Evangelio: Mt 4,18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -"Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Meditación:

Según el evangelista Juan, Andrés nos ofrece un típico ejemplo de autentica evangelización. Le dice a su hermano: "Hemos encontrado al Mesías". Pedro, tal y como le presentan los evangelios, era un hombre muy poco inclinado a creer fácilmente las palabras de otro; deba haber "visto" algo del Mesías en el rostro Andrés, para querer acercarse a Jesús. Mateo, en cambio, sitúa esta llamada junto al mar de Galilea. Le impresiona la determinación de "dejar todo y transformar completamente su vida; es necesaria una grandísima confianza en aquel que llama. Con más razón si se piensa que Jesús no hace grandes promesas, no le promete una seguridad, no le ofrece compensaciones. Más aún, a un escriba que le expresa el deseo de querer seguirle, le responde: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".

A Pedro y a Andrés, Jesús sólo les ha prometido una cosa, y nada fácil de entender: "Os haré pescadores de hombres". "Y al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron"". Jesús no se detiene. "Andando, un poco más allá, vio a otros dos hermanos…". Realmente, cuánto ha continuado caminando y llamando a otros, repitiendo la misma invitación que dirigió a Andrés. Y cuántos, con la misma generosidad, han dejado todo para seguirle. Esta conmemoración de los apóstoles debe empujarnos a darle gracias por todos aquellos llamados por Él, con una vocación específica al sacerdocio o a la vida consagrada, o con una vocación, no menos importante, a ser cristianos.

Demos gracias a Dios, pues nuestra fe se apoya en el sólido fundamento de los apóstoles. Demos gracias por todos aquellos que, en distintos momentos y de diversos modos, nos ofrecen el mismo testimonio de generosidad que los apóstoles. Demos gracias a Dios por la vocación que cada uno de nosotros ha recibido de transmitir la fe, como hizo Andrés con aquel que estaba junto a él, su hermano Pedro.

Pregutémonos: ¿Cuáles son las cualidades que debe tener un pescador de hombres? ¿He reflexionado en el significado de la llamada que Dios me ha hecho, a mi, cristiano? ¿Hemos comunicado a los demás, con la misma fuerza de Andrés, mi experiencia de Cristo?

Oración:

Si confiesas con tu voz que Jesús es el Señor y crees con tu corazón que Dios ha resucitado de los muertos, serás salvado… Cualquiera que invoque el nombre del Señor y cumpla sus mandamientos se salvará.

Propósito:

Conservaré en el corazón la palabra de Jesús: "Sígueme, te haré pescador de hombres". Hoy, imitando el comportamiento de Andrés, conduciré a alguien a Jesús.

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