Meditación: El valor del tiempo
La profecía de Jesús contra Jerusalén ¿no se cumple en la historia de las naciones y de los hombres?
Evangelio: Lc 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -"Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: -"Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?". Él contestó: -"Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: ´Yo soy´, o bien ´El momento está cerca´; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida". Luego les dijo: -"Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo".
Meditación:
El regreso a la casa del Padre de quien se ha mantenido fiel, es obra del mismo Cristo, que está sentado en un trono de nubes. El castigo eterno para los rebeldes es obra de un ángel. El significado es profundo: Dios quiere la salvación de todos los hombres, y por este motivo, obra Él mismo directamente. En cambio, la condenación la acepta, pero no la quiere, porque nunca ha formado parte de su proyecto de amor. En el designio divino, todos están predestinados a la salvación; su realización concreta, o la condenación dependen de la libertad de cada hombre, de su postura libre frente a Cristo, centro del universo y de la historia.
El esplendor del templo fascina a los discípulos que siguen a Jesús. Es la ocasión propicia para transmitirles una enseñanza: el valor relativo del tiempo y de todo aquello que está destinado a perecer con el tiempo. Jesús invita a proyectar nuestra mirada más allá, donde la corrupción no corroe los muros del templo. Sólo en Dios podemos encontrar lo definitivo e incorruptible.
La esperanza final de los creyentes será satisfecha plenamente sólo en la segunda venida de Cristo. Miremos, por tanto, con admiración las construcciones humanas, apreciemos el ingenio y la capacidad artística de sus autores, pero no nos paremos ahí. Consideremos todo en Cristo y en su amor.
Preguntémonos: si Jesús metiese ahora la hoz en su campo, y empezase a aventar el trigo cortado, ¿estaríamos entre la paja o en el grano? La profecía de Jesús contra Jerusalén ¿no se cumple en la historia de las naciones y de los hombres? ¿No resultan inútiles todas aquellas construcciones que no se fundan en la piedra angular?
Oración:
Señor, haz que no me pierda en la curiosidad de querer saber el dónde, cómo, cuándo… Hazme acoger tu invitación a vigilar, aprovechando como hombre sabio el tiempo presente.
Propósito:
Conservaré en mi corazón el consejo de Jesús: "Estad atentos". Para no dejarme engazar, leeré cada día un pasaje del Catecismo de la Iglesia, para crecer en un sólido sentido de Cristo y de la Iglesia.
Evangelio: Lc 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -"Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: -"Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?". Él contestó: -"Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: ´Yo soy´, o bien ´El momento está cerca´; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida". Luego les dijo: -"Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo".
Meditación:
El regreso a la casa del Padre de quien se ha mantenido fiel, es obra del mismo Cristo, que está sentado en un trono de nubes. El castigo eterno para los rebeldes es obra de un ángel. El significado es profundo: Dios quiere la salvación de todos los hombres, y por este motivo, obra Él mismo directamente. En cambio, la condenación la acepta, pero no la quiere, porque nunca ha formado parte de su proyecto de amor. En el designio divino, todos están predestinados a la salvación; su realización concreta, o la condenación dependen de la libertad de cada hombre, de su postura libre frente a Cristo, centro del universo y de la historia.
El esplendor del templo fascina a los discípulos que siguen a Jesús. Es la ocasión propicia para transmitirles una enseñanza: el valor relativo del tiempo y de todo aquello que está destinado a perecer con el tiempo. Jesús invita a proyectar nuestra mirada más allá, donde la corrupción no corroe los muros del templo. Sólo en Dios podemos encontrar lo definitivo e incorruptible.
La esperanza final de los creyentes será satisfecha plenamente sólo en la segunda venida de Cristo. Miremos, por tanto, con admiración las construcciones humanas, apreciemos el ingenio y la capacidad artística de sus autores, pero no nos paremos ahí. Consideremos todo en Cristo y en su amor.
Preguntémonos: si Jesús metiese ahora la hoz en su campo, y empezase a aventar el trigo cortado, ¿estaríamos entre la paja o en el grano? La profecía de Jesús contra Jerusalén ¿no se cumple en la historia de las naciones y de los hombres? ¿No resultan inútiles todas aquellas construcciones que no se fundan en la piedra angular?
Oración:
Señor, haz que no me pierda en la curiosidad de querer saber el dónde, cómo, cuándo… Hazme acoger tu invitación a vigilar, aprovechando como hombre sabio el tiempo presente.
Propósito:
Conservaré en mi corazón el consejo de Jesús: "Estad atentos". Para no dejarme engazar, leeré cada día un pasaje del Catecismo de la Iglesia, para crecer en un sólido sentido de Cristo y de la Iglesia.
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