Friday, December 22, 2006

Meditación: Dios mira la humildad

Ser cristianos significa llevar en el corazón esta semilla de bien, de la cual el Señor hará brotar fruto abundante.

Evangelio: Lc 1, 46-56
En aquel tiempo, María dijo: -"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre". María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Meditación:

Ana sube al templo para dar gracias a Dios por el don de su maternidad tan ardientemente anhelada. Siglos después, su canto resonará tras las alabanzas de María en el Magnificat.

Exultando en el espíritu por la bondad del Señor, la Virgen declara que el omnipotente ha hecho en Ella, humilde sierva, cosas grandes y maravillosas. Y no sólo ha cumplido maravillas en Ella, sino que ha obrado maravillas de tal modo que la ha trasformado en el templo de su gloria, le ha dado la capacidad de acoger a aquel que es el santo. En la oración del padrenuestro, Jesús nos enseñará a dirigir a Dios esta petición: "Sea santificado tu nombre". Quiere que pidamos que su nombre, su presencia, habite entre nosotros y nos santifique de tal modo que su santidad resplandezca a través de nosotros.

La Iglesia -la comunidad de los creyentes- debe sentirse llamada a testimoniar el más grande amor, a ofrecer su misma vida para que todos podamos conocer el gozo de ser salvados. Son éstas las grandes cosas de que habla María. Ser cristianos significa llevar en el corazón esta semilla de bien, de la cual el Señor hará brotar fruto abundante. Él quiere que las obras de su amor misericordioso se difundan hasta los confines de la tierra, a través del humilde camino del testimonio hecho santidad de vida en sus cristianos.

Hemos de guardar nuestro corazón puro para saber contemplar siempre la grandeza de las obras de Dios. Estas obras nos superan infinitamente y nos llaman a salir de nuestros pensamientos, de nuestros planes humanos, para entrar con humildad, confianza y abandono en los planes de Dios.

Oración:

Haz, Señor, que nuestro corazón sea humilde y pobre, capaz de descubrir que todo don procede de ti, y a ti se vuelve con abandono y confianza. Dame ojos limpios para reconocer las maravillas que tu siempre obras para nuestra salvación. Que proclame cada día con gozo la fidelidad de tu amor.

Propósito:

Diré siempre gracias a mis hermanos y compañeros por cada gesto de bondad que tengan hacia mí, y acogeré con gratitud todas las circunstancias de la vida, agradeciéndoselas de corazón al Señor.

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