Wednesday, March 07, 2007

Meditación: Cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron

El amor al prójimo

Evangelio:
Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos d los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.

Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’.

Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’ Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.

Meditación:
El Juicio Final será para todos los seres humanos de todos los tiempos. Al truncar una vida en el seno materno, se le quita, arbitrariamente la posibilidad de ejercer su libertad y ganarse personalmente, secundando la obra del Espíritu Santo, su salvación. Sin embargo, me aventuro, a la luz de este Evangelio, a pensar que ante la misericordia y el amor de Dios, todas esas vidas que por maldad del adulto no pudieron tomar su lugar en el mundo, estarán presentes ante Jesucristo, como las ovejas tiernas, dulces e inocentes, a quienes el Señor les dará la vida que el hombre satanizado les negó, y esa vida es la eterna, en la que por siempre gozarán de Dios. Señor, ¡ayúdame a tener una convicción profunda de lo que es la santidad en la vida y a pronunciarme siempre a favor de ella!

En el Evangelio vemos que el trato de Jesús con el hombre es siempre personal y que culmina con el Juicio que pronunciará para cada uno, según sus actos y actitudes de vida. Señor, viniste a enseñarme a vivir de acuerdo a la dignidad que, como ser humano, quisiste que yo tuviera y, paso a paso, Tú también me señalaste con el ejemplo la dignidad que tiene mi prójimo. En el Juicio Final, que leo y reflexiono hoy, resaltas aquel elemento con el cual me juzgarás: “la vivencia de la caridad”. ¡Qué necio soy al no acabar de entender y asimilar que el amor a Ti, sólo lo puedo hacer patente en la atención efectiva y personal a mi prójimo! Tu Evangelio hoy, Señor, es para mí tan claro y tan preciso, que no lo puedo ignorar. Sólo me corresponde acogerlo o dejarlo pasar…

Reflexión Apostólica:
Nada de lo que hagamos por el prójimo será ignorado por el Señor. No busquemos reconocimiento a nuestro esfuerzo apostólico y esperemos confiados a que Jesucristo, si lo merecemos, nos lo dé en el Juicio Final.

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